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jueves, 1 de junio de 2017

LA CAÍDA DE LA INSTITUCIÓN PRESIDENCIAL: DEBACLE NACIONAL SE CREARON 32 SATRAPÍAS INCONTROLABLES.

General de División D.E.M. Ret. ROBERTO BADILLO MARTÍNEZ. 
robertobadillomartinez@hotmail.com
(CELULAR: 5532002771)
ABRIL DEL 2017


El lodazal en que en el 2017 se debaten los gobernadores del país y que ya tiene de 8 a 10 años, es el resultado de la caída paulatina de una de las instituciones, creada por los gobiernos de la revolución a partir de Miguel Alemán Valdés: La institución presidencial. LA CAÍDA DE LA INSTITUCIÓN PRESIDENCIAL FUE SUSTITUIDA POR 32 SATRAPÍAS, EN LAS ENTIDADES DE LA FEDERACIÓN. El pensamiento y la actuación de 32 sátrapas distribuidos en la nación es imposible que sustituya positivamente a un solo pensamiento nacional que era el del Presidente de la República. Todo ello fue paulatino y con circunstancias externas e internas que explicaré en este artículo. Esta demolición incluyó a otras instituciones creadas al mismo tiempo en el respeto por el cumplimiento de su deber: El Congreso de la Unión, como constructor de leyes buenas para México y el Poder Judicial de la Federación, con respeto tanto para la Suprema Corte de Justicia de la Nación como para la Procuraduría General de la República. Hoy todo ello ha quedado ensuciado. No hay respeto para las instituciones nacionales.
No se ha podido afectar gravemente a dos instituciones claves del pueblo de México: Su religión y las Fuerzas Armadas del país, a pesar de los embates de más de cincuenta años en contra de ellas.
Los medios de comunicación con su “martilleo informativo” permanente demuelen a una institución o a una persona o a un gobernante.
Esos medios de comunicación nacionales tuvieron un fuerte y definitivo impulso externo del imperio estadounidense que en su afán de “desestabilizar países” que ese
gobierno elige para ser desestabilizarlos, ha empujado a los medios de comunicación a vivir del escándalo, sea o no verdadero.
La embestida del gobierno yanqui comenzó desde fines de los años cincuenta del siglo pasado y le llevó cuatro sexenios lograr el derrumbe, repito con la ayuda de los medios nacionales de comunicación. Esos sexenios fueron de Adolfo López Mateos, de Gustavo Días Ordaz, de Luis Echeverría Álvarez y de José López Portillo. Con ello el imperio logró el descarrilamiento del exitoso programa de desarrollo económico-social llevado a cabo por esos gobiernos. (La infraestructura creada en esos cuatro sexenios ha sido la base de desarrollo nacional y la modernidad logrados lentamente en los años sucesivos).
Los políticos mexicanos que imitan en casi todo al gobierno estadounidense, no se dan cuenta que en esa llamada democracia, un Presidente de ese país, puede gobernar con “órdenes ejecutivas”, que en todo caso son muy parecidas, a los decretos del Soviet supremo de la URSS, o a los ukases de los Zares, que durante siglos gobernaron Rusia. No se dan cuenta del control informativo que existe en ese país. No se dan cuenta que sólo los periodistas autorizados pueden estar cerca del Presidente de ese país.
La democracia yanqui, está súper acotada, súper dirigida, se mueve en un cuadro que el gobierno estadounidense le construye. Eso lo ignora el político mexicano y los medios de comunicación.
Uno de los logros de ese embate gubernamental yanqui contra nuestro país fue lanzar a la mayoría de los medios de comunicación mexicanos contra el gobierno nacional, hasta lograr prácticamente, en nuestros días que cualquier medio de comunicación que simplemente exponga las buenas obras del gobierno, sea de inmediato señalado como vendido al gobierno.
En efecto en la época de despegue de Cancún se decía que el dueño de Cancún era Luis Echeverría, porque este había llevado una política exterior más o menos independiente y había promovido la carta de los derechos y deberes económicos de los estados, entre otras acciones.
A José López Portillo lo enlodaron, porque en la Organización de las Naciones Unidas, les fue a reclamar a los banqueros de la Reserva Federal la subida de las tasas de
interés de las deudas de los países del tercer mundo. Sus millones de pesos robados a la nación según sus detractores, no aparecieron ni en cuentas en el exterior, ni en propiedades escandalosas en el país; pues se sabe que la residencia que dejó en el Distrito Federal fue un regalo de su amigo Carlos Hank González. El linchamiento que sufrió por los medios de comunicación nacionales, derivado de su gobierno no se conlleva, con el hecho de que haya sido enterrado en un sencillo panteón militar, con la intervención para ello, de su leal Jefe del Estado Mayor Presidencial General Miguel Ángel Godínez Bravo.
A Gustavo Díaz Ordaz, en cuyo régimen tuvo México el mayor crecimiento económico, en su Producto Interno Bruto, le organizaron con los comunistas nacionales y con los de Cuba y la URSS, el movimiento del 68.
Todos los presidentes de la república de esos cuatro sexenios tuvieron en diferentes medidas a la mayoría de los medios de comunicación en su contra. Ese fue un logro del imperio yanqui. Y es que los medios nacionales de comunicación sólo replican las informaciones que vienen del exterior. Si desde alguna aldea de Tejas, se dice que un senador o un político mexicano o un gobernante mexicano es corrupto o es narcotraficante, al otro día en México, en miles de periódicos y revistas, en miles estaciones de radio y en cientos de estaciones de televisión, se dirá lo mismo sin ninguna comprobación o aclaración.
Si eso permanece durante meses o años contra una persona o un gobierno nacional o alguna institución nacional, se obtienen los resultados deseados por el imperio: La credibilidad de todos ellos se derrumba. Eso es lo que el gobierno estadounidense ha hecho, desde los años 60 hasta nuestros días contra México y su gobierno. Y es que no tienen amigos tienen intereses según han dicho reiteradamente.
En fin la desestabilización de un país la promueve el imperio para que el país desestabilizado se entrampe económicamente, se divida políticamente, se exacerbe su sociedad contra su gobierno y por tanto se reduzca lo más que se pueda su desarrollo y gobernabilidad.
(El México exitoso en todos los órdenes de esos años se puede medir. Están las obras por todo el territorio nacional).
Eso se acabó con el neoliberalismo, pero lo peor es que se acabó la conducción política del país, desde los pilares institucionales de los tres poderes, cada uno desempeñando sus competencias establecidas en la Constitución.
El poder ejecutivo como conductor del país; el poder legislativo haciendo buenas leyes para la conducción del país y el poder judicial aplicando esas leyes para mantener la gobernabilidad. Eso se acabó. Fue un proceso, que ha continuado después del año 82 del siglo pasado hasta nuestros días.
La delincuencia que la desestabilización y la detención económica de un país aumenta exponencialmente, rebasó a las instituciones del poder judicial. Como se sabe hoy
más del 95 % de los delitos que se cometen en el país, ni siquiera se investigan. ¿Qué poder judicial es ese?.
La irrupción en las Cámaras de Diputados y Senadores, de Legisladores de 8 ó 10 partidos políticos la mayoría de ellos disfuncionales para el cargo, convirtió a esas Cámaras en un centro de batalla, donde se debaten privilegios económicos para los Legisladores, en lugar de los grandes problemas nacionales, que así dejan de ser atendidos por buenas leyes que no se hacen.
¿Sabrá el pueblo que los Diputados y Senadores no hacen las leyes?.
Que son elaboradas por consejeros, asesores y lobystas, que cobran sustancialmente por hacerlas, muchos de ellos promocionadas por embajadas extranjeras en México. Sólo en el Senado acaba de informar un diario que existen más de mil asesores. ¿Cuántos habrá en la Cámara de Diputados?.
Por eso tenemos un país con leyes innecesarias, si solo se exigiera al funcionario público honestidad y trabajo, sobrarían funcionarios, porque en esos racimos llegan los corruptos. Hoy se hacen leyes para combatir a los corruptos. Sería mejor no contratar a corruptos; se hacen leyes contra la impunidad, sería mejor que al funcionario público se le aplicara la ley por la PGR que para eso está. Se hacen leyes de transparencia, sería mejor que los funcionarios públicos actuaran siempre con la verdad. No se necesitarían leyes de transparencia, ni la contratación de miles de funcionarios para estas funciones. El sistema electoral tiene también miles de funcionario para ser atendido en toda la república y no ha logrado que una elección sea aceptada por todos los partidos. Todo ello es derivado de la desestabilización y la intervención externa que el país ha tenido para desempeñarse como gobierno.
Lo anterior ha creado una enorme burocracia, que nadie sabe hasta que cifra llega, si tomamos en cuenta la que depende de los gobiernos municipal, estatal y federal. Pero además existen cientos de instituciones que dependen de los gobiernos para desempeñarse como defensoras de los ciudadanos en todo el territorio nacional. Miles de mexicanos viven en el primer mundo cobrando porque defienden a otros mexicanos y a sus derechos; instituciones pagadas por el gobierno que incluso están contra el gobierno y sus leales servidores. A ello se llegó, porque el neoliberalismo desde 1982 aceptó lo que le impusieron gobiernos e instituciones extranjeras para gobernar.
En Estados Unidos no les interesa el volumen de su presupuesto, porque los banqueros de la Reserva Federal le prestan al gobierno lo que quiera, a tasas de interés dictadas por la propia Reserva Federal. Así ha logrado esa institución que el gobierno de Estados Unidos sea el más endeudado del mundo. La Reserva Federal hace los dólares y el gobierno los gasta a discreción. Claro que lo anterior provoca inflación en el propio Estados Unidos y en el resto del mundo, porque como se sabe el dólar es la moneda que se emplea preferentemente para el comercio internacional. Con ello la inflación provocada en ese país no sólo la pagan los ciudadanos de Estados Unidos, sino los demás pueblos del mundo.
El gobierno de José López Portillo atacado ferozmente por los comunistas mexicanos que no saben para quién trabajan, en su afán, de querer ser positivo, con los izquierdistas mexicanos que nunca reconocerán nada, les abrió las puertas a sus partidos políticos antinacionales y ello agravó la caída de la institución presidencial. Con esa apertura tanto el gobierno federal, como el de los estados, así como los Congresos Federal y Estatales permitieron el arribo de personas totalmente disfuncionales para el cargo. Animados sólo de un apetito económico. Eso ha pasado y lo conoce y reconoce el pueblo de México hasta nuestros días.
Se puede asegurar que desde los años 70 hasta nuestros días los medios de comunicación mexicanos están convencidos de que las denostaciones al gobierno nacional deben ser su forma de vida. Si no lo hacen así y reconocen hechos gubernamentales positivos, son referenciados como parte del gobierno, o como pagados por el gobierno.
Hay dos hechos, que coadyuvaron a que la institución presidencial acelerara su caída con el neoliberalismo. Uno de ellos sucedió en la Cámara de Diputados cuando el comunista Porfirio Muñoz Ledo, en la asunción del Presidente Miguel de la Madrid, le gritó y dijo lo que quiso, lo que fue conocido por toda la nación. Otro hecho fue en un desfile del día del trabajo, cuando un grupo de comunistas mexicanos que no saben para quien trabajan, se plantó frente a la tribuna de Palacio Nacional: gritando desaforadamente y señalando hacia la tribuna:
Esos son…… Esos son…… Esos son……, los que irán al paredón.
Es lo único que saben los comunistas e izquierdista de todo el mundo: Llevar a quien dicen son sus enemigos, al paredón.
(Cuando gobernaron la mitad del mundo no supieron hacerlo y sólo dejaron muerte y destrucción en multitud de países).
De manera que la caída de la institución presidencial en México, ha sido una tragedia para nuestro país. Se acabó el respeto que un gobernante necesita para serlo. Las denostaciones y burlas, le quitan ánimo y representatividad al desempeño de sus funciones. Ello se refleja en toda la nación. Y desde luego que se reflejó en los gobiernos estatales o sea en las 32 entidades federativas. Porque después con el arribo de gobernadores de otros partidos, una particularidad de su actuación fue la de desempeñar su cargo, no de acuerdo al proyecto nacional que encarna el poder ejecutivo, sino de acuerdo a la propia aplicación de sus principios partidarios o de sus caprichos personales. Sin duda hubo diferencias personales entre el ejecutivo y ese tipo de gobernadores que creyendo que sus partidos eran o son la suma de bondades que derramarían sus gobiernos en sus estados, hacían y deshacían, hacen y deshacen todavía a su antojo. Esas actitudes llevaron precisamente a la corrupción casi generalizada en los gobiernos de los estados que ahora, sufren todos los habitantes del país.
Gobernadores que no eran del partido del presidente, se creyeron independientes, se pensaron soberanos respecto al poder central y ello lo llevó a delinquir. Se convirtieron en sátrapas de sus entidades.
Es necesario que todos los que se corrompieron sean llevados ante la Justicia de la Nación.
El mando institucional del Presidente, en la actualidad con respecto a esos gobernadores es muy laxo. Las otras instituciones han sido gravemente afectadas. Los medios de comunicación le hacen un gran mal al país, al tener como principio no reconocer las acciones buenas del gobierno y exaltar en su contra y a su antojo lo que quieren. .
La grandeza del pueblo de México es que a pesar de ello, millones de mexicanos trabajan diariamente para seguir proporcionando a sus hijos educación, vestido, alimentación y una vivienda para desarrollarse. Y lo más increíble, es que esos niños y jóvenes son contra todo lo que digan los medios de comunicación, mejores mexicanos que las generaciones que les precedieron.
Las 32 satrapías que produjo la caída de la institución presidencial en nuestro país, han sido un desastre para México; el camino nacional es uno solo no va hacia más direcciones; y aún reconociendo que no todos los sátrapas han sido corruptos o narcotraficantes, el saldo es negativo para el desarrollo de la nación, porque el despilfarro de los bienes nacionales, jamás se podrá cuantificar.